miércoles, 5 de septiembre de 2012

Una serie de Catastróficas Desdichas, Libro IV: El aserradero lúgubre, de Lemony Snicket

Medidas: 13.0x19.0cm.
Nº de páginas: 189 págs.
Editorial: MONTENA
Lengua: ESPAÑOL
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788484412199
Año edición: 2003
Plaza de edición: BARCELONA

Sinopsis:

Estimado lector:

Confío, por tu bien, en que no hayas elegido este libro este libro con la esperanza de que su lectura te proporcione una experiencia agradable. Si así fuera, te aconsejo que lo dejes de inmediato, pues el aserradero lúgubre es probablemente el más funesto de todos los libros que hasta ahora han narrado las desdichadas vidas de los huérfanos Baudelaire. Violet, Klaus y Sunny Baudelaire se ven obligados a trabajar en un aserradero en Myserville, donde nos encontrarán más que calamidades y desventuras acechando tras cada tablón.
Las páginas de este libro, siento tener que decírtelo, contienen cosas tan desagradables como una gigantesca máquina de debastar, horribles cacerolas, un hombre con una nube de humo en el lugar que debería estar su cabeza, un hipnotizador, un terrible accidente con varios heridos y cupones de racionamiento.
Yo he prometido narrar la historia completa de estos tres pobres niños, pero tú no te has comprometido a nada, así que si prefieres historias más reconfortantes, no dudes en elegir otra lectura.
Con todos mis respectos,
Lemony Snicket
Opinión:

Antes de nada, quiero advertiros que esta reseña no va a ser extremadamente larga, pues mucha información como el espléndido narrador ya se explica en las reseñas de los libros anteriores. Por eso, recomiendo encarecidamente, que visitéis las reseñas de los otros libros haciendo click en el link:  Un mal principio, La habitación de los reptiles y El ventanal

Sí, esta vez los chicos Baudelaire van a parar a un aserradero. ¿Y qué tiene de horrible ese lugar? Podría ser una bonita fábrica, situada al lado de un soleado bosque, con un bello jardín,...Pero no. Si así fuera, no nos estaríamos refiriendo a la vida de los Baudelaire. ¿Cómo puede ser un buen lugar con un tutor a quién no ven nunca y del que no conocen su nombre? ¿Cómo puede ser un buen lugar si están obligados a trabajar en el aserradero? ¿Cómo puede ser un buen lugar si su dormitorio es una habitación llena de literas que comparte con un grupo de apestosas personas? ¿Cómo puede ser un buen lugar si hay un horrible capataz que está vociferando órdenes todo el rato? ¿Cómo puede ser un buen lugar si su almuerzo son tres trozos de chicle? ¿Cómo puede ser un buen lugar si les pagan con cupones?

Sí, habéis leído bien. Les pagan con cupones.¿¡Pero dónde se ha visto!? Por mucho que lo intente, no logro comprender por qué los trabajadores aceptan trabajar a cambio de cupones. ¿Es que no hay otros trabajos en el pueblo? ¿Acaso no hay policía, ni nadie a quién denunciar esta situación? Y lo peor es que las otras personas, lo consienten, ¡y sin quejarse!

Pero lo que más me ha sorprendido en este libro, no ha sido lo de los cupones, (bueno, quizás si, lo de los cupones se lleva la palma) sino el fantástico disfraz del conde Olaf. No me lo esperaba. Al igual que los huérfanos Baudelaire, estaba buscando al conde Olaf en cada cara, en cada trabajador, en cada persona que tuviera un comportamiento mínimamente sospechoso. ¡Es que estaba paranoica! Y al final, después de tant misterio, se destapa el pastel.

Una cosa que quería comentar, es que, me he dado cuenta de que a medida que van pasando los libros de esta serie, cada tutor que tienen es peor que el anterior. El bueno del tío Monty, que era casi el tutor perfecto, la asustadiza tía Josephine, que se preocupaba más por ella que por los niños, el explotador Sr. Sir, que trata a los niños como esclavos...

El Sr Sir, es alguien de quién quiero hablaros. Para empezar. Sir, no es su nombre verdadero. Su nombre verdadero es tan largo y difícil de pronunciar que ni siquiera sale en el libro. Eso me ha decepcionado, porque tenía la esperanza de que Klaus, al ser tan buen lector, lograra decir su nombre, y de este modo hacer amistad con él. Pero, no ha sido así. Otra cosa que quiero comentar, es que a demás de desconocer su nombre, desconocemos su rostro, pues siempre está cubierto por una nube de humo. Esto me ha parecido muy curioso. ¿Cómo no se ha muerto aún de cáncer de pulmón de tanto fumar?

Y ya que he empezado hablando de personajes, querría hablaros de Charles. Ha sido alguien bastante peculiar. Para empezar, ha habido un momento, en que he sospechado de que fuera el Conde Olaf disfrazado, porque es demasiado bueno. Es un personaje tan bueno e inofensivo, que no parecía alguien real. Y digo bueno, como podría decir estúpido, porque es el socio del Sr Sir, pero éste lo trata más como a un criado de confianza, pues Charles casi no tiene ni voz ni voto en el aserradero.

Por último, y ya terminaré de hablaros de personajes nuevos, os presento a Phil. De él no hay mucho que decir, aunque si se ha de destacar su increíble optimismo, pues, cuando la situación parecía perdida, él lograba encontrarle el lado bueno.

Y basta ya de hablaros de personajes nuevos, si realmente queréis saber más de ellos, no tenéis más que leer el libro. ¡No puedo desvelaros más!

PUNTUACIÓN...3/5!
AVISO: De este libro, no tengo un link de descarga, porque lo conseguí, gracias al blog unaseriedecatastróficasdesdichas, el cuál se ha molestado en traducir algunos de los libros y en digitalizar (existe esta palabra) los otros. Podéis visitar la página y quizás encontréis muchas cosas de vuestro interés.

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"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney