miércoles, 14 de enero de 2015

Imagina que ya no estoy, de Meg Rosoff

Conseguí este ejemplar gracias a un sorteo que gané en el blog JuvenilRomántica. Lo cierto es que aunque no había leído ninguna reseña sobre el libro, la sinopsis nos presentaba una historia interesante, por lo que decidí probar suerte.
Ahora, después de su lectura, lamento decir que me siento un poco desilusionada, porque, aunque la historia no ha estado mal, esperaba mucho más de ella. Os dejo con la reseña

Título: Imagina que ya no estoy
Título Original: Picture me gone
Autor: Meg Rosoff
Editorial: Siruela
Colección: Las tres edades
Traducción: Mireya Hernández Pozuelo
Edición: 1ª Edición: Junio 2014
ISBN: 9788416120765
Tapa Blanda
Nº de páginas: 196


Sinopsis:
Mila, de doce años, tiene una intuición especial para percibir los sentimientos y los secretos de los demás, para observar pequeños detalles que otros pasan por alto. Cuando su padre se entera de que su mejor amigo Matthew ha desaparecido en Nueva York, emprenden juntos un viaje desde Londres para encontrarlo. Mila recorre al azar el norte del estado de Nueva York y reúne información sobre Matthew a partir de sus objetos personales, de lo que le cuenta su esposa y de los fantasmas de su pasado. Poco a poco reconstruye una historia que nadie más entiende. Pero justo cuando está más cerca de resolver el misterio, una estremecedora traición la hace dudar de la persona a la que creía entender mejor

Opinión:

Para empezar, comentar que podría resumiros el libro de principio a fin en un par de frases, y esa ha sido mi primera gran decepción. No hay un gran viaje, ni una gran investigación, ni nada por el estilo. Mila y su padre Gil, no corren grandes aventuras ni llevan a cargo una investigación policíaca en serio. Se limitan a seguir la única pista que tienen de Matthew y a tirar del hilo, tratando de descubrir la verdad, una verdad que todos los demás conocen pero no les quieren contar.


La estrella del libro es sin duda, el personaje de Mila, cuya personalidad es de lo más curiosa. Para empezar, no aparenta doce años, es demasiado espabilada para eso. Y es que no parece de verdad una niña, pero tampoco una adolescente, sino una investigadora seria y madura. Creo que la autora no ha conseguido darle del todo ese toque de niñez.

Dejando eso a un lado, es sin duda sorprendente la capacidad deductiva de Mila, quién en más de una ocasión me ha recordado a Sherlock Holmes. Y no solo eso, sino también ese "don" para poder observarlo todo, cada mínimo gesto, cada pequeño matiz, y  leer a las personas como si fueran libros abiertos.



El resto de personajes no están muy desarrollados, de manera que no se les puede coger cariño, pero eso carece de importancia, pues a penas tienen protagonismo: Mila se basta por si sola para descifrarlos.

Una cosa que me ha resultado muy molesta, y que es la segunda vez que me encuentro en un libro (la primera fue con el libro anterior a este :0 ) es la carencia de diálogos directos. De nuevo, tenemos los diálogos incrustados en la narración, y esta vez sin marcador de ningún tipo.


 ¡Menudo lío! Esta vez sí que sí: en ocasiones no tenía ni idea de quién estaba hablando, o si era un pensamientos, o si era cosa del narrador. Sigo sin verle la utilidad a este estilo narrativo más que confundir al lector.


Otra cosa a comentar es en cuanto al "romance". Si, sí, entre comillas, porque es un romance muy tímido, pero demasiado rápido, un visto y no visto, completamente superfluo. Lo mismo sucede con la historia de su mejor amiga Cat, que no está suficientemente desarrollada, y parece que está de relleno.


En cuanto al final, me ha dejado indiferente, al igual que cuando comencé el libro, y solo ha habido uno o dos elementos que me han sorprendido.

En conclusión, una historia muy agridulce, que ni me va ni me viene, con una protagonista diferente, pero poco más que eso.


PUNTUACIÓN...2/5!

Primeras Líneas...

1 comentario:

"Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo." Paul Sweeney